La Covid-19 y su efecto en las personas dependientes

Esta pandemia nos ha cambiado la vida a todos. ¡Y cómo lo ha hecho! Pero, aquellos que precisan apoyo para realizar las tareas rutinarias de su vida, se han visto mucho más afectados. Dentro de los que han sufrido la Covid-19 se encuentran las personas con discapacidad, enfermedades crónicas y el colectivo de mayores. Además también ha afectado a sus familiares, cuidadores y profesionales de la salud.

 

Cuarentena: mucho más vulnerables

 

Las personas dependientes son la población más susceptible ante cualquier crisis. Ellos son los que han acumulado mayores riesgos de salud y han padecido las consecuencias más duras. Lo han hecho con la enfermedad, pero también la larga cuarentena ha tenido un efecto muy adverso. Por ejemplo, la soledad en sus casas o en las residencias de mayores.

Hay muchos factores que han generado dificultades a todas las personas dependientes. La falta de coordinación y protocolos de actuación, las duras medidas de aislamiento y, sobre todo, la escasez de medios y planes de contingencia contra la Covid-19.

A la incertidumbre y miedo inicial se ha sumado el encierro. Encierro en sus casas en el caso de mayores más autónomos o en las propias habitaciones de los centros de salud o residencias. Todo ello, ha afectado anímicamente de manera extrema y ha disparado la ansiedad, la depresión, la inseguridad y el insomnio.

Según indican los profesionales, el aislamiento aumenta también el riesgo de sufrir de hipertensión y disminuye el poder del sistema inmunológico ante las infecciones. Y estas dolencias se han incrementado en estos meses afectando a la autonomía y calidad de vida de estos colectivos.

 

Discapacidad: cómo afrontar la pandemia 

 

En España hay más de 1,7 millones de personas que tienen diagnosticada algún tipo de discapacidad. Pero además, 63.000 personas tienen discapacidad intelectual y grandes necesidades de apoyo. Es decir, ayuda para tareas imprescindibles como comunicarse, asearse o comer, entre otras cosas. A estas personas la Covid-19 les ha afectado de manera especial, además de la gravedad de la enfermedad hay que sumarle el cierre de las organizaciones. La falta de apoyo institucional ha sobrecargado a las familias y ha incrementado la necesidad de recursos extra.

Diferentes encuestas en la población con discapacidad afirman que más del 30 por ciento han visto mermada su salud física. Pero, es la psicológica la más resentida durante el confinamiento y también en los complejos meses que arrastramos.

Más de la mitad de las personas con discapacidad y cuidadores aseguran que su salud psíquica ha empeorado con la Covid-19. En consecuencia, se que ha incrementado el consumo de ansiolíticos y antidepresivos. Así como en el aumento de tristeza y soledad, sentimientos de miedo, baja autoestima, aburrimiento e inseguridad.

A todo ello, hay que añadir que las medidas de protección social han tenido un alcance limitado para todo el colectivo. Aquellas personas con discapacidad que podrían trabajar se encuentran también en una situación mucho más compleja.

Para afrontar todo esto, es importante mantenerse activos y positivos. Buscar apoyos dentro del entorno y también a través de especialistas. Además de comunicarse con todas las posibilidades y tecnología que estén al alcance de la mano.

Es importante frenar los pensamientos negativos y realizar algún tipo de actividad física o de estímulo cognitivo y físico. También evitar la sobreexposición a aquellas informaciones sobre la pandemia que puedan afectar especialmente.

 

Tecnología, el gran aliado contra la soledad y la dependencia 

 

La pandemia nos ha alejado. Si el confinamiento literalmente nos aisló -y claramente tuvo sus consecuencias- la evolución de la COVID-19 hasta el momento ha hecho que se restrinjan las visitas y el contacto social. Las personas más vulnerables, entre ellas las que tienen discapacidad, son aquellas que menos han recuperado ese contacto. Porque para protegerlos del virus se han mantenido también alejados de familiares, amigos e incluso algunos cuidadores, limitando en lo posible las visitas a los centros médicos. 

La tecnología ha sido la salvación de muchas de estas personas en tiempos del coronavirus. Ha conseguido que sigan en contacto entre ellas y con aquellos profesionales que necesitan. Les ha acercado la voz y los diagnósticos de muchos especialistas. Y se ha especializado en tiempo récord para permitirles aprender, trabajar y, desde luego para dotarles de más autonomía.

Eso es lo que perseguimos con nuestras soluciones. Acompañar a todas las personas, y en especial a quienes más nos necesitan, para ayudarles a tener una vida completa, libre y lo más autónoma posible. Porque la tecnología también puede traernos un poquito de felicidad mientras esperamos el final definitivo de esta pandemia.


Vivir con ELA

La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es una enfermedad neurológica caracterizada por una degeneración progresiva de las neuronas motoras. Produce una debilidad muscular que avanza hasta la parálisis. Además los síntomas iniciales varían y pueden incluir debilidad muscular, calambres y rigidez en las piernas y los brazos, problemas con el habla o la deglución, y raramente, problemas con la respiración. La esclerosis lateral amiotrófica es también conocida como la enfermedad de las motoneuronas.

La ELA puede afectar a adultos de cualquier edad. La mayoría de los diagnósticos se realizan en personas de más de 50 años, y es más frecuente en hombres que mujeres. Esta enfermedad afecta la capacidad de la persona de realizar su vida diaria. Por tanto, se debe realizar una evaluación no solo de los síntomas clínicos, sino también del entono social y del correcto funcionamiento en actividades de la vida cotidiana.

 

Apoyo psicológico y social en ELA

 

Es importante establecer el impacto emocional y psicológico que la ELA ha tenido en la persona. Preguntar si existe apoyo psicológico y práctico al que la persona con ELA pueda recurrir.

Desde el punto de vista psicológico se deben evaluar los siguientes aspectos en el afectado:

  • Su compresión de ELA y cómo afecta a su vida diaria.
  • La aceptación y capacidad de manejo del diagnóstico y pronóstico de ELA.
  • La capacidad para continuar con el trabajo actual.
  • Ajuste a cambios en la relación interpersonal, vida sexual, autopercepción y rol familiar.

Desde el punto de vista de la dimensión social, se debe valorar lo siguiente:

  • Cuidado personal: asegurando la continuidad de cuidados entre la familia y los cuidadores.
  • Necesidad de equipamientos especiales.
  • Apoyo financiero: apoyo para poder acceder a actividades sociales, hobbies, etc.

 

Manejo de síntomas de ELA

 

A la hora de manejar sintomatología de la ELA, se recomienda hacer una aproximación sistemática de los diferentes órganos y funciones afectadas. Una vez conseguida esta información, se recomiendan las siguientes actuaciones:

- Proveer información sobre las opciones de tratamiento farmacológico de problemas musculares.

- Programas de ejercicio: mantener el movimiento de las articulaciones, prevenir contracturas, reducir rigidez, optimizar funcionalidad y calidad de vida.

- Problemas de saliva: Considerar uso de antimuscarínicos.

 

Equipos de ayuda

 

Se debe hacer una evaluación de las actividades de la vida diaria. Esto incluye: el cuidado personal, vestido y baño, compra de alimentos, preparación de comida, movilidad, ambiente de la casa y necesidad de adaptación. En función del grado de afectación y pérdida de funcionalidad, se empezará a considerar el uso de equipos específicos para mejorar movilidad, comunicación, alimentación, etc.

 

Nutrición, comunicación y respiración

 

Se debe valorar la habilidad para ingerir alimentos y líquidos. Hay que tener en consideración la necesidad de ayudas para comer y beber, para preparar alimentos y para tragar. También es importante la modificación de postura o la textura de los alimentos, con objeto de reducir el riesgo de atragantamiento. Se debe explicar tempranamente la opción de la gastrostomía.

En la valoración de los problemas de comunicación se debe incluir tanto la comunicación cara a cara, como el uso de teléfono móvil, correo electrónico, internet y uso de redes sociales.

La valoración de la función respiratoria debe incluir el uso de ventilación no invasiva y el uso de técnicas de mejoría de la tos.

 

Asesoramiento cognitivo en ELA

 

Estudios basados en clínicas especializadas en ELA muestran que hasta un 15% de pacientes diagnosticados con ELA padecen demencia fronto-temporal. Además, otro 30 % presenta cambios en la función cognitiva y la conducta.

 

Consideraciones finales y una mirada al futuro

 

El diagnóstico temprano de ELA tiene dificultades, y el tiempo que transcurre desde la aparición de los primeros síntomas hasta su diagnóstico puede ser prolongado. Esto puede provocar incertidumbre y ansiedad adicional.

El tratamiento de los afectados de ELA debe ser integral, multidisciplinar y comenzar desde el momento mismo de la confirmación diagnóstica. La enfermedad es de carácter progresivo y las necesidades de los pacientes se multiplican con la evolución de la enfermedad. Por ello, es importante la coordinación multidisciplinar de todos los agentes envueltos en los cuidados de personas diagnosticada.

La terapia con células madre se vislumbra como una posible terapia alternativa al tratamiento de diferentes patologías degenerativas. Entre las cuales se encuentra la esclerosis lateral amiotrófica.

En la actualidad, existen trabajos de investigación básica con esta terapia en la ELA. Pero todavía no están claros los mecanismos de actuación de las células madre implantadas. Además no se conoce el tipo de células a utilizar (medula ósea, grasa, pulpa dentaria, etc.) y vía de administración más idónea. Por lo que no se ha podido establecer con contundencia como una terapia alternativa en ELA o cualquier otra enfermedad neurodegenerativa.


Inteligencia artificial para el diagnóstico de Alzheimer

El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que produce que el deterioro y pérdida de las células del cerebro de manera progresiva. Supone la causa más común de demencia y una de las principales causas de dependencia y discapacidad en las personas de edad avanzada. Sin embargo, esta enfermedad no es consecuencia normal del envejecimiento. Existen muchos más factores que pueden influir en ella,  como los diferentes estilos de vida o la genética. Tanto es así que el Alzheimer puede también manifestarse en personas más jóvenes.

 

La importancia de un diagnóstico temprano

 

Las manifestaciones clínicas más llamativas se manifiestan con mayor probabilidad a medida que envejecemos. A pesar de ello, se estima que los procesos degenerativos pueden comenzar hasta 20 -30 años. Incluso hay indicadores neuropsicológicos tempranos que pueden aparecer hasta 8 años antes de que se cumplan los criterios de diagnóstico y aparezca la demencia.

Por ello, y a pesar de que no existe cura para esta enfermedad ni tratamientos que consigan detenerla, el diagnóstico temprano y la prevención son clave. De esta forma se mejora la calidad de vida de las personas que la sufren y sus familias.

 

La importancia de la inteligencia artificial en el Alzheimer

 

Existen diferentes estrategias, como marcadores en sangre o evaluaciones neuropsicológicas preventivas. En los últimos años el gran desarrollo de la inteligencia artificial está permitiendo el desarrollo de numerosos algoritmos. Estos son capaces de anticipar y ayudar en el diagnóstico del Alzheimer.

Los avances de la tecnología y la ciencia son asombrosos en este ámbito. Entre los diferentes campos en los que Machine Learning está colaborando podemos encontrar:

 

  • Ayuda en el diagnóstico de imagen. Estas pruebas resultan claves especialmente para el diagnóstico y sobre todo para descartar que se trate de otro tipo de demencias. Sin embargo, estos test suelen tener poca capacidad de diagnóstico en las etapas más tempranas, cuando aún no existen síntomas. A partir del análisis avanzado de las imágenes se pueden extraer nuevos biomarcadores que mejoren el diagnóstico temprano.

 

  • Análisis del patrón de la marcha para detectar demencia. El caminar, pese a ser una de las actividades más cotidianas, es capaz de darnos información de gran utilidad clínica. El estudio de la marcha, se ha utilizado durante muchas años en el ámbito clínico. El uso de algoritmos y dispositivos inalámbricos puede ayudarnos en la predicción de numerosas enfermedades y particularmente la demencia. Esto resulta verdaderamente asombroso.

 

  • Análisis del sueño. El sueño es un proceso que resulta clave para el mantenimiento de nuestra salud. Por este motivo, en este y en otras áreas de la salud, aplica directamente. Así, se ha demostrado que una disminución del sueño incrementa el riesgo de padecer  demencias y acelera el desarrollo del Alzheimer. Mediante el análisis avanzado de datos generados a partir de dispositivos wearables se está trabajando en establecer lo que llamamos "huellas digitales" . Éstas  mejorarán la detección temprana de la enfermedad.

 

En definitiva, los números se han vuelto locos para predecir todo aquello que puede alterar nuestra salud mental y trabajar en diagnósticos precoces. No solo ralentizará sino que ayudará mucho a dar una mejor respuesta para todos. Y, sobre todo, mucho más temprana, por lo que la apuesta por la inteligencia artificial debe ser clara en este campo y garantizar así la mayor independencia de todos muchos más años.