"Smart city" y dependencia

China será el primer país en poner en marcha una ciudad inteligente controlada exclusivamente por Inteligencia Artificial (IA). Así lo han destacado distintas publicaciones tecnológicas como Interesting Engineering. En ella aseguran que se tratará de una smart city, una pequeña ciudad inteligente interconectada. Un conjunto de sensores y dispositivos recopilarán los hábitos y gustos de cada uno de sus habitantes.

Lo que hasta ahora parecía una lectura de ciencia ficción ya está aquí. Pero ¿tenemos claro de qué estamos hablando?

 

¿Qué es una Smart City?

 

Una Smart City o “ciudad inteligente” es aquella que, gracias al uso de la tecnología, ofrece los servicios tradicionales y resuelve cuestiones urbanas de la manera más eficiente. Los objetivos principales de una ciudad inteligente son mejorar la eficiencia de sus políticas y proveer buenos servicios sociales. Trabajar por la sostenibilidad y fomentar la calidad social donde los ciudadanos son escuchados. Generar mejoras económicas y maximizar la inclusión social.

En resumen, un concepto asociado a los de ciudad digital y ciudad conectada añadiendo los valores de sostenibilidad y cuidado medioambiental, seguridad, accesibilidad y eficiencia política.

En el caso de “ciudad inteligente” es necesario puntualizar que “inteligente” no responde tanto a una cualidad de la ciudad, sino que describe el tipo de herramienta que posee. La capacidad de la ciudad de crear bienestar para sus ciudadanos.

 

Ciudad inteligente y amigable

 

El Centro de Referencia Estatal de Autonomía Personal y Ayudas Técnicas (CEAPAT) guiado por su objetivo de fomentar el respeto de los derechos de las personas con discapacidad y personas mayores, da un paso más y propone un nuevo enfoque. “Ciudades amigables” responden a un valor añadido a las ciudades inteligentes. Son amigables con la edad y accesibles para cualquier persona.

El propósito es garantizar que las personas mayores, personas con discapacidad y/o dependientes se encuentren integradas en los servicios que se van diseñando. Obviamente, eso se traduce en la necesidad de participación desde el inicio de cada proyecto. Las entidades representantes de estos colectivos tienen la oportunidad de compartir sus experiencias y opiniones, y pueden proponer soluciones y seguir los progresos realizados.

 

¿Cómo funciona una Smart City?

 

Ofrecen soluciones conjuntas mediante la conexión entre sus servicios. Es decir, el nexo común de toda Smart city se basa en el marco de las tecnologías de la información y la comunicación. Aquí se pone el foco en crear, implementar y promover prácticas para llevar a cabo retos urbanos y crear una infraestructura sostenible y accesible.

En líneas generales, el funcionamiento de una ciudad inteligente incluye estas fases:

  • Recopilación: los sensores inteligentes recopilan datos en tiempo real.
  • Análisis: los datos se analizan para obtener información sobre el funcionamiento de los servicios.
  • Comunicación: los resultados del análisis se comunican a los responsables de la toma de decisiones.
  • Acción: se toman medidas para mejorar los servicios y generar un mayor bienestar.

 

Además, la población puede participar e interactuar con los ecosistemas de ciudades inteligentes. A través de dispositivos móviles, vehículos y edificios conectados, obtienen información e informan sobre cuestiones de la vía pública.

 

 

"Smart cities" y dependencia
 

 

Posibles servicios:

 

  • Datos en tiempo real del estado del tráfico (plazas de aparcamiento libres, atascos, cuánto tardará en llegar el próximo bus, etc.)
  • Solucionar problemas relacionados con el medio ambiente. Como sensores que detectan a los peatones y así reducen la luminosidad de las calles cuando están vacías. O control de la calidad del aire y del agua.
  • Facilitar la atención médica urgente. Los semáforos detectan a las ambulancias y cambian facilitando el paso sin situaciones de peligro.
  • Plataforma de actividades culturales, educativas y deportivas.
  • Más medidas de seguridad. Alertas tempranas de inundaciones, deslizamientos de tierra, huracanes, etc.

 

¿Cómo debe ser una Smart City para las personas con dependencia y/o discapacidad?

 

De partida, debe ser un lugar sin barreras ni discriminación. Un lugar donde los derechos de las personas más vulnerables se respetan.

El derecho a la accesibilidad es indispensable para la consecución de una vida digna y con la mayor autonomía posible. Una Smart City debe asegurar un entorno urbano integrador y accesible en todas las iniciativas que se proyecten. Con diseños que garanticen el carácter inclusivo de las ciudades.

 

En definitiva, un sistema complejo en el que todos los elementos que configuran la ciudad -población, administración, economía, movilidad, medioambiente y el modo de vida- deben ser también inteligentes.  No nos olvidemos que estas Smart Cities deben centrarse en un modelo basado en la persona y su bienestar. Debe ser proactivo a los principios del diseño universal la comunicación y la comprensión del entorno.

 

 


Ejercicio e insulina: buenos aliados

Hacer ejercicio es para todos: jóvenes y mayores. Cualquier actividad deportiva puede ser placentera, siempre y cuando la convirtamos en una experiencia positiva que nos atraiga. Además de sumar también metas y superación y donde nuestras habilidades sean proporcionales a sus dificultades. También es fundamental el ejercicio para las personas con diabetes. Ejercicio e insulina son buenos aliados.

 

Un valor añadido: nuestra salud

 

Se ha demostrado que aquellos que practican deportes con regularidad son más optimistas. Sufren menos presión y ansiedad, y su estado de ánimo tiene menos altibajos. Además de ser más resistentes a algunas enfermedades físicas y emocionales.

Los ejercicios aeróbicos frecuentes y regulares ayudan a prevenir y tratar la tensión arterial alta, la obesidad, enfermedades cardíacas, diabetes y mejoran la calidad del sueño. Por otro lado, la actividad física moderada fortalece el sistema inmunológico, este se vuelve menos susceptible a los resfriados y la gripe.

El ejercicio y los deportes son una técnica de manejo del estrés muy eficaz. Aumentan los niveles de serotonina y endorfinas en el cerebro, lo que a su vez lo vuelve a uno alegre, activo y con una mayor autoestima.

 

Insulina y ejercicio

 

Pero queremos centrarnos en su influencia sobre una enfermedad tan importante como la diabetes. La diabetes es una condición de salud crónica que afecta a la forma en que nuestro cuerpo convierte los alimentos en energía. La mayoría de los alimentos que ingerimos se descomponen en azúcar (glucosa) y se liberan en la sangre. Cuando nuestro nivel de azúcar en sangre aumenta, le indica al páncreas que libere insulina. Esta actúa como una llave para permitir que el azúcar en la sangre ingrese a las células de nuestro cuerpo para usarla como energía.

Si tenemos diabetes, nuestro cuerpo no produce suficiente insulina o no puede utilizar la insulina que produce tan bien como debería. Cuando no hay suficiente insulina o las células dejan de responder a la insulina, queda demasiada azúcar en la sangre. Con el tiempo, eso puede causar problemas de salud graves, como enfermedades cardíacas, pérdida de la visión y enfermedad renal.

Hay tres tipos principales de diabetes: tipo 1, tipo 2 y diabetes gestacional (diabetes durante el embarazo).

La diabetes tipo 1 es causada por una reacción autoinmune que impide que el cuerpo produzca insulina. En la diabetes tipo 2, nuestro cuerpo no usa bien la insulina y no puede mantener el azúcar en sangre en niveles normales. Aproximadamente el 90-95% de las personas con diabetes tienen el tipo 2. Se desarrolla durante muchos años. Es posible que no notemos ningún síntoma, por lo que es importante hacerse una prueba de azúcar en sangre si está en riesgo. La diabetes tipo 2 se puede prevenir o retrasar con cambios saludables en el estilo de vida. Por ejemplo, perder peso, comer alimentos saludables y mantenerse activo.

 

¿Qué es la insulina y por qué el ejercicio mejora su sensibilidad?

 

La insulina es una hormona que lleva a cabo acciones no sólo en el metabolismo de los glúcidos, sino también en el de los lípidos y proteínas.  En cuanto a los glúcidos, la insulina favorece el uso de la glucosa como combustible metabólico. Esto aumenta la captación de glucosa por parte de las células. Los niveles altos de glucosa en sangre favorecen la secreción de insulina, la cual provoca la disminución de la glucemia, haciendo que cese la liberación de insulina. La insulina también favorece la síntesis de lípidos y la síntesis de proteínas (se fomenta la recuperación de los tejidos y estructuras dañadas).

Durante y después de hacer una actividad física, se aumenta la sensibilidad a la insulina. Al contraerse los músculos durante el ejercicio, se activa otro mecanismo totalmente separado de la insulina. De esta forma, las células pueden aprovechar más cualquier insulina disponible y ser usada como fuente de energía.

 

¿Y qué dicen las últimas investigaciones?

 

La revista PNAS publica una investigación del Hospital Clínic-IDIBAPS de Barcelona y del CIBERDEM. Esta abre una nueva puerta médica para tratar la diabetes tipo 2 y el síndrome metabólico.

Los investigadores de estas entidades y del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS) han descubierto que el ejercicio físico mejora la sensibilidad a la insulina. Esto es debido a que los músculos liberan determinados microRNAs que articulan la expresión de genes en el hígado que agilizan la tarea de la insulina. Los microRNAs son pequeñas moléculas que están implicadas en la regulación de varios procesos biológicos. Estos pueden secretar casi todas las células y se distribuyen a través de la sangre en los exosomas, unas pequeñas nanovesículas capaces de transportarlos. Convirtiéndose en un sistema potencialmente muy relevante para la comunicación intercelular.

La investigación ha constatado que, en respuesta al ejercicio, tienen lugar cambios en el patrón de los microRNAs que albergan estos exosomas.

En conclusión, parece claro que el efecto de la actividad física en la glucosa varía según el tiempo que lleva activo junto a otros factores. El ejercicio puede reducir la glucosa en la sangre hasta 24 horas o más tras él. Ya que hace que el cuerpo sea más sensible a la insulina. En este sentido, parece que se visualiza un campo de investigación trascendental para identificar nuevos biomarcadores para el diagnóstico, tratamiento y seguimiento.

 

Moverse siempre ha sido bueno. Parece que tras este estudio, es importante también para mejorar la sensibilidad de la insulina y ayudar a protegernos frente a la diabetes. Así, que ¡a aplicarlo!

 

 


Medicación: la importancia de una administración correcta

Para mantener un correcto cuidado de nuestra salud es importante llevar una alimentación sana y variada, hacer algo de ejercicio y dormir las horas recomendadas. No hay que olvidar, que también debemos hacer todo lo que esté en nuestra mano para prevenir situaciones que deriven en enfermedad, porque al final, la mayor responsabilidad en preservar nuestra salud está en nosotros mismos. No menos importante es el tema de la medicación.

Cuando enfermamos o si tenemos una patología crónica es muy importante tomarse de forma responsable y rigurosa la medicación que nos prescriban. Y, por supuesto, seguir siempre todas las pautas de nuestro médico en relación a este tema.

Es fundamental tomar la medicación de manera regular para garantizar los mejores resultados posibles y, desde luego, consultar cualquier problema que nos dé, pero nunca automedicarnos.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el uso adecuado de los medicamentos implica que el paciente reciba cada medicamento para la indicación específica, en la dosis correcta, durante el tiempo establecido y al menor coste posible para él y para la sociedad. Sin embargo el 50% de los pacientes los toman de forma incorrecta.

 

Uso inadecuado de la medicación

 

Si no administramos la medicación de forma correcta, corremos el riesgo de tener efectos secundarios no deseados, y por supuesto, la pérdida de eficacia del tratamiento, que conllevará que la enfermedad dure más de lo deseado.

Para poder administrar la medicación de forma correcta es importante que el paciente entienda las indicaciones de su médico. Si no lo comprende bien, es importante que pregunte las veces que sea necesario, sin tener miedo de molestar.

Asimismo, para conseguir una mejor adherencia terapéutica es necesario que haya consenso en el plan de tratamiento entre paciente y médico. No sirven de nada las indicaciones del médico, si el paciente sale de la consulta pensando que no va a realizar el tratamiento indicado por determinadas circunstancias o dificultades. Es fundamental que tome parte en las decisiones relacionadas con su salud.

 

Fallos: ¿por qué incumplimos el tratamiento?

 

Las causas que provocan que no se cumpla el tratamiento como debería son muchas. Podemos distinguir entre las que son voluntarias y el paciente es plenamente consciente, y las que son de manera involuntaria, aunque igualmente afectan a la eficacia del tratamiento.

Las causas más frecuentes de fallos a la hora de seguir el tratamiento adecuadamente son:

  • No seguir el horario recomendado. Mucha gente no le da la importancia que tiene a seguir el horario establecido por el médico, y realiza las tomas en horas que no corresponden.
  • No terminar el tratamiento completo. Esto es una de las causas más frecuentes. En el momento en que el paciente empieza a sentirse mejor, interrumpe la toma de medicación, provocando una recaída. Hay que acabar el tratamiento completo aunque te sientas bien.
  • De manera totalmente voluntaria, dejar de tomar la medicación para que el cuerpo descanse de medicamentos. Esto suele suceder en tratamientos muy largos. Pensamos que le estamos haciendo un favor al cuerpo, y es todo lo contrario.
  • Gran parte de la población tiende a tomar medicamentos que le han ido bien a familiares o amigos. Esto es muy frecuente, pero hay que insistir en que no todos los medicamentos van bien para todas las personas. Cada uno tenemos unas características y patologías diferentes. Lo que a uno le va bien, no tiene por qué valerte a ti.

 

Entre las causas involuntarias podemos encontrar tres:

Sobre todo, en el caso de las personas mayores, es habitual que se olviden de comentar al médico todos los síntomas que tienen o los medicamentos que ya está tomando. Hay determinados medicamentos que no se pueden tomar junto con otros. Si el médico no es conocedor de esto, el tratamiento no va a funcionar correctamente.

También es frecuente el olvido de alguna de las tomas. Programar una alarma en tu móvil te ayudará a no olvidarte.

Además también es importante conocer que algunos medicamentos no pueden tomarse junto con determinados alimentos. Esto suele ser de manera involuntaria, por desconocimiento. Por eso es importante leer los prospectos de los medicamentos antes de tomarlos.

En resumen, la falta de adherencia tiene como consecuencia un empeoramiento de la calidad de vida del paciente, una falta de control de la enfermedad y una mayor probabilidad de recaídas y agravamientos de la enfermedad.

Por todo ello, pacientes y médicos deben colaborar para asegurar una correcta adherencia al tratamiento. Medicación sí, pero siempre alineada con lo que indiquen los profesionales.


Síndrome de Burnout cuando eres cuidador

El Síndrome de Burnout laboral es un trastorno emocional derivado del estrés que produce el entorno laboral. Las consecuencias que produce pueden llegar a ser graves, tanto en el plano físico como psicológico.

Este síndrome aparece también cuando hablamos de cuidadores no profesionales de personas enfermas crónicas o dependientes. Normalmente, el cuidador suele ser una persona que tienen a su cargo a algún familiar. El cuidador está expuesto de manera continua a altos niveles de estrés. Causados por la falta de formación, la alta exigencia, el miedo a hacer las cosas mal, la preocupación por su bienestar. Y todo ello teniendo en cuenta que la mayoría de los cuidadores pasan las 24horas pendientes de su ser querido.

En estas circunstancias, la persona tiene que hacer frente a una situación para la que no está preparada. Además desgasta mucha energía absorbiendo además casi todo su tiempo. Sin lugar a dudas, esto termina pasando factura a la propia salud del cuidador.

 

 

Síntomas del Síndrome de Burnout

 

El perfil del cuidador que sufre el Síndrome de Burnout suele tener unas características determinadas. Suele ser una mujer de mediana edad, familiar directo de la persona dependiente, que trata de compaginar los cuidados con el resto de responsabilidades de su vida personal. Aunque esto muchas veces no se consigue.

Es posible que la persona afectada no sea consciente de que padece este trastorno. Entre los síntomas más característicos podemos encontrar: desmotivación, frustración, bajo estado de ánimo. Además, cambios bruscos de humor y agobio continuado sintiéndose desbordado por la situación. A veces, incluso pueden llegar a tener sentimientos negativos hacia la persona a la que cuidan.

Además de estos síntomas, es muy frecuente que también aparezcan conflictos familiares. Derivados del excesivo trabajo que supone estar atendiendo a una persona dependiente las 24 horas al día. Aparecen también frecuentemente problemas derivados de la desatención del resto de la familia, con la que no puede pasar tanto tiempo, por dedicarse al cuidado del enfermo.

El cuidador poco a poco va perdiendo independencia ya que el enfermo cada vez le absorbe más. Por ello, es importante que el que cuida sea consciente de que para hacerlo bien, primero debe cuidar de sí mismo. Dedicar parte de su tiempo al ocio, a pasar tiempo con el resto de la familia, a disfrutar de sus propios intereses y, en definitiva, a cuidarse y a descansar. De esta forma, se sentirá mejor, y podrá tener más energía y mucho mejor ánimo a la hora de realizar el cuidado de la persona dependiente.

 

 

Recomendaciones para evitar "quemarse"

 

Es necesario que el cuidador siga una seria de recomendaciones para evitar llegar a desarrollar este Síndrome de Burnout. Algunas de ellas son:

 

  • Pedir ayuda cuando se necesite y no esperar a estar desbordado. Es importante pedir ayuda a algún familiar o amigo para que releve al cuidador en determinados momentos. Además, también se puede acudir y pedir ayuda a las asociaciones de pacientes. Suelen ser un recurso muy recomendable para que nos orienten sobre cuidados, recursos, recomendaciones. Asimismo, muchas de ellas suelen tener programas de respiro, para que el cuidador pueda tener opciones de ocio para desconectar y descansar.
  • Buscar un rato para hacer ejercicio. El ejercicio nos ayudará a sentirnos mejor además de mantenernos en forma.
  • No querer abarcar más de lo necesario. Hay veces que por evitar que la persona cuidada se haga daño, o se moleste, tendemos a realizar nosotros todas las tareas, y en ocasiones, no es necesario. Si la persona cuidada tiene la capacidad de realizar determinadas actividades, hay que dejar que las haga. Esto mejorará la autoestima del enfermo y, a su vez, descargará de responsabilidad al cuidador.

 

En todo caso, no forzarse más allá de lo imprescindible y huir del agotamiento mental, emocional y físico. Cuidar a un ser querido puede ser extremadamente duro. Por eso hay que compartir en la medida de lo posible responsabilidades. Y tratar de encontrar momentos en los que lograr también esa satisfacción y alegría de poder estar cerca de la persona no solo necesitada de apoyo, sino también muy querida.