IA para vigilar la salud
En un blog anterior explicamos cómo las nuevas tecnologías van a permitir la generación continua de datos de salud de cada individuo en su vida cotidiana y cómo aplicando algoritmos a esos datos podremos determinar, para cada individuo, sus patrones de normalidad y detectar más rápidamente cuando la persona se salga fuera de sus propios patrones.
A medida que vayamos aumentando el número y la variedad de dispositivos conectados a los sistemas de monitoreo, como ViveLibre hogar o ViveLibre movilidad, iremos incrementando exponencialmente la cantidad de patrones que podremos estudiar y la complejidad de estos.
Monitorización de datos con IA
Por ejemplo, ahora tenemos medidas continuas de la frecuencia cardiaca y la actividad física del usuario. Podemos estudiar cómo su frecuencia cardiaca se altera cuando aumenta la actividad. Pero si además pudiéramos medir continuamente la presión arterial y los niveles de glucosa podríamos buscar relaciones más complejas entre estas cuatro variables. Y si esta tecnología se implementara a gran escala en la población, cada individuo podría ser un generador de Big Data que requeriría un análisis complejo.
El problema que surge entonces es ¿quién va a monitorizar todos esos datos de tantos individuos? ¿Quién va a estimar los patrones de normalidad para cada individuo y estará vigilando si hay algún cambio? ¿Serán los médicos de atención primaria los que explotarán todos estos datos? ¿Hará falta crear una nueva profesión de médicos analistas de datos para que puedan explotar esta información? ¿Cuántos de estos nuevos expertos necesitaríamos en un país como España para monitorizar a la población?
¿Cómo actúan los Sistemas expertos?
La única forma de poder analizar continuamente tal cantidad de datos es mediante programas de IA que imitaran la labor de vigilancia del médico. Los llamados "sistemas expertos". Estos sistemas expertos aprenderían los patrones de los individuos y detectarían cuándo estos se salen de la normalidad. En principio, estos sistemas serían viables ya que los algoritmos son buenos determinando patrones cuando hay muchos datos. Una de las áreas más estudiadas es el de reconocimiento de patrones en las imágenes médicas como radiografías o resonancias magnéticas.
Por ejemplo, es relativamente fácil entrenar a un tipo de programa de IA a reconocer masas tumorales en una radiografía de pulmón a base de enseñarle muchos ejemplos de radiografías con tumor y radiografías sin tumor. Se han hecho estudios demostrando que estos programas pueden tener mayor tasa de acierto que un radiólogo experto. Lo interesante es que no hace falta meter explícitamente todo el conocimiento del radiólogo en el programa.
Redes neuronales artificiales
El programa aprende solo a base de ver ejemplos. Del mismo modo que el cerebro de un niño de 2 años aprende a distinguir perros de gatos a base de ver ejemplos sin que nadie le de instrucciones específicas de cómo hacerlo. Estos programas de IA se llaman *redes neuronales artificiales* (ANN en sus siglas en inglés) porque precisamente imitan el funcionamiento de la red de neuronas del cerebro humano para aprender patrones a base de ejemplos. Su desarrollo y mejora ha sido espectacular desde finales del siglo pasado. Con ellos funcionan, por ejemplo, los programas de reconocimiento facial de los controles de aeropuertos. Recientemente se han entrenado redes neuronales para reconocer patrones patológicos en electrocardiogramas (por ejemplo, signos de fibrilación auricular). Están demostrando ser efectivos y para detectar ciertas patologías y algunos "relojes inteligentes" ya incorporan esta tecnología.
El problema de estos sistemas de reconocimiento de patrones es que tienen poca capacidad de interpretación de los resultados en el contexto del paciente. Por ejemplo, el sistema podría detectar unos niveles de glucemia y de tensión arterial anormalmente altos para un paciente a las 12 de la noche y lanzar una alarma. Pero no entendería que hasta cierto punto esto es algo esperado porque el sujeto está en una situación excepcional celebrando fin de año, o la boda de un familiar. Un médico que conociera la circunstancia no se preocuparía tanto de esa medición a las 12 (a no ser que fueran valores extremos de alto riesgo inminente) y esperaría unas horas a ver si se normalizan los datos.
Limitaciones de la IA
La gran limitación de la IA actualmente es que es muy difícil incorporar toda la información necesaria para que el programa pueda interpretar los datos en el contexto, ya que esta información suele ser mucha y muy variada. En el ejemplo anterior tendríamos que hacer comprender al ordenador que cuando el usuario se encuentra en una situación excepcional de celebración, los niveles se pueden alterar. Pero esto no es motivo de alarma si se mantiene bajo ciertos parámetros de control. En este sentido la IA está aun muy lejos de imitar la inteligencia humana. La IA solamente es muy efectiva en tareas muy limitadas que no requieren de contexto. Como por ejemplo, jugar al ajedrez o reconocer un patrón en una imagen o en una serie de datos, pero es muy difícil que haga razonamiento humano en general. En este sentido no es esperable que a corto plazo los programas de IA de monitorización de pacientes sean completamente autónomos. La clave estaría en combinar su uso con el juicio humano. La IA puede servir de "filtro" para detectar situaciones posiblemente patológicas que después tendría que revisar un humano para juzgar su gravedad y plantear una posible intervención.
En este artículo hemos hablado de cómo usar programas de IA para aplicar algoritmos que determinar patrones personalizados usando Big Data generado por un sistema de monitoreo continuo de la salud. En el siguiente artículo explicaremos cómo integrar toda esta tecnología con el factor humano -los usuarios y los profesionales de la salud- para crear un Sistema de Salud Inteligente, en el que aprendamos continuamente de los datos generados rutinariamente por el sistema para mejorar la asistencia a los pacientes que generaron esos datos y a los que vendrán en el futuro.
Mejorar la comunicación con las personas mayores
La comunicación no es solo hablar, hay que saber escuchar y comprender. Según se va envejeciendo estas necesidades se acentúan. Es parte esencial de los cuidados integrales para los mayores fomentar la proximidad con y entre ellos, la empatía, y también comprender los momentos de tristeza que se pueden presentar en el día a día de las personas de mayor edad.
Para lograr una buena comunicación con ellas es necesario conocer la personalidad, los gustos y aficiones de los mayores. Los sentimientos, el respeto y el apoyo son parte sustancial y activa de la comunicación.
Aprender a utilizar ciertas técnicas de comunicación pueden facilitarnos establecer relaciones más satisfactorias con todos ellos.
¡Cuidado con las barreras comunicativas!
Hay que conocer qué obstáculos más habituales podemos encontrar en el ámbito de la comunicación. Bien porque los sentidos de la vista o el oído estén afectados o por problemas de salud severos. Determinados cambios físicos o psicológicos como el Alzheimer o la demencia, la pérdida de memoria o trastornos del lenguaje pueden generar en ocasiones un entorno complicado para una comunicación fluida. Para ello es necesario contar con paciencia, darles tiempo a nuestros interlocutores, hablar claro y en un tono adecuado. Ajustar el volumen de tu voz no significa gritar. Adapta tu voz a las necesidades auditivas de cada persona para que sea una conversación en un tono agradable. También es necesario vocalizar bien, establecer contacto visual, utilizar frases sencillas y evitar que la persona mayor sienta frustración si no encuentra las palabras.
El ambiente en el que uno se comunica también es importante. El ruido es uno de los elementos que más pueden afectar la interacción y causar distracciones. En el caso de personas con deterioro cognitivo, un exceso de estímulos puede generar situaciones de angustia.
La clave de la comunicación es la paciencia
A la hora de entablar conversación con una persona mayor o con dificultades en el lenguaje transmitamos calma, y además de respeto, utilicemos el humor. Sonreír y bromear alivia la tensión, fortalece los vínculos, aporta seguridad a los mayores y ayuda a hacer frente a situaciones estresantes de una forma más relajada.
No comentes varias cosas a la vez, céntrate en un tema. Permite momentos de silencios y escucha con atención. Mientras hablas tú, no utilices solamente el lenguaje verbal, incorpora el lenguaje corporal y consulta con ellos para comprobar su comprensión. No te inquietes si tienes que repetir lo que has dicho.
Saber escuchar
No intuyas las respuestas, ya que es esencial que la persona mayor no pierda su autonomía. Hay que intentar ofrecerles siempre que sea posible la oportunidad de hablar, que nos den su opinión y que participen contando sus experiencias.
Una de las mejores maneras de iniciar una conversación puede ser una pregunta. Pídeles que te cuenten algún recuerdo, cuál era su lugar favorito, cómo eran las fiestas en su época, cómo se divertían o qué planes tenían.
A medida que pasan los años, y teniendo en cuenta el estado de su salud, una persona puede ir perdiendo su interacción social. Esto refleja que mantener una comunicación efectiva no es solo fundamental para su calidad de vida, sino que además es esencial para evitar el sentimiento de soledad. Adereza tus conversaciones con una sonrisa, una caricia o cualquier muestra de cariño que hagan que nuestros mayores se sientan cómodos.
Nuevas terapias para retrasar la Esclerosis Múltiple Progresiva
La Esclerosis Múltiple (EM) es la enfermedad desmielinizante más frecuente del sistema nervioso central en humanos y supone la primera causa de discapacidad no traumática en adultos jóvenes.
Se trata de una enfermedad crónica en la que se produce inflamación, desmielinización, pérdida axonal, atrofia neuronal y destrucción estructural. Suele comenzar entre los 20 y los 40 años y afecta hasta tres veces más a las mujeres que a los hombres.
Según señalan los estudios más recientes la “prevalencia media global de la EM es de 33 casos por cada 100.000 personas, pero con una gran variedad entre los distintos países. La mayor prevalencia se encuentra en Norteamérica y en Europa con una prevalencia de 140 y 108 casos por cada 100.000 habitantes respectivamente. Mientras que la menor prevalencia se produce en Asia y África subsahariana con una prevalencia de 2,2 y 2,1 casos por cada 100.000 habitantes”.
Causas y síntomas de la Esclerosis Múltiple
La causa última de esta enfermedad no se conoce. Se trata de una patología multifactorial, de origen autoinmune, que se desarrolla en individuos genéticamente predispuestos sobre los que actúan diversos factores ambientales. Algunos de ellos son la exposición a ciertos virus, el tabaco, un Índice de Masa Corporal (IMC) alto en la adolescencia o los niveles de vitamina D, que parece podrían influir en su desarrollo. Así mismo, algunos de estos factores, como el tabaco o los niveles de vitamina D, se piensa que pueden favorecer la progresión de la enfermedad.
Los síntomas de la Esclerosis Múltiple son variables en función del área del sistema nervioso que esté afectada. Entre ellos se incluyen la debilidad o parálisis de las extremidades, alteraciones sensitivas, problemas visuales, alteraciones del lenguaje e incluso de la deglución. Algunos de estos síntomas pueden mejorar a lo largo del tiempo o producirse nuevos síntomas, como en las formas remitentes-recurrentes.
En otros casos, por el contrario, puede existir un empeoramiento progresivo, siendo causa de una importante discapacidad. No en vano se le denomina la “enfermedad de las mil caras”, ya que las manifestaciones clínicas son muy diversas.
Formas de la Esclerosis Múltiple
Existen varias formas basadas en el inicio y la evolución de la enfermedad, en función de los síntomas que se produzcan:
- La forma Remitente-Recurrente (RR) cursa de forma general con brotes y puede existir una recuperación parcial o total entre ellos. Esta forma afecta a un 85% de la población con EM al inicio. Se denomina brote a los síntomas que sufre un paciente debido a la aparición de nuevas lesiones desmielinizantes o bien por activación de una lesión previamente existente. Estos síntomas son muy variados, desde una hipoestesia o falta de sensibilidad, a una paresia o debilidad de una extremidad. Habitualmente duran más de 24 horas y pueden tardar hasta semanas en recuperarse o quedar secuelas de forma permanente.
- La forma Secundaria-Progresiva (SP) cursa con un empeoramiento progresivo sin brotes. Tras unos años en fase RR da lugar a formas de enfermedad más graves y discapacitantes.
- La forma Primaria Progresiva (PP) aparece hasta en un 15% de los pacientes con EM. Cursa con un inicio insidioso, con un empeoramiento lentamente progresivo desde el inicio sin que hayan existido brotes.
- Así mismo, existe una última forma de presentación clínica que es el Síndrome Cínico Aislado (CIS). Estos pacientes han sufrido un cuadro sugerente de EM, pero no cumplen todos los criterios de diagnóstico, pudiendo evolucionar o no hacia una EM.
Nuevas terapias: tratamientos farmacológicos de la Esclerosis
En los últimos años, gracias a los nuevos avances farmacológicos, se ha conseguido cambiar la historia natural de la enfermedad para intentar ralentizar su avance, así como disminuir la discapacidad a largo plazo.
Antes de existir estos tratamientos, la historia natural de la enfermedad se asociaba con una progresión continua de la discapacidad, que hacía al paciente dependiente para todas sus actividades de la vida diaria.
Además de las recomendaciones físicas y nutricionales, los tratamientos farmacológicos actuales o terapias modificadoras de la enfermedad (DMT) han conseguido modificar esta evolución de la enfermedad. Reduciendo la sintomatología, disminuyendo las lesiones a nivel radiológico y también las de la atrofia cerebral, si bien no están exentos de riesgo de variados efectos secundarios.
En marzo de 2021 se anunció la autorización en España de siponimod, comercializado como Mayzent®. Se trata de la primera opción de tratamiento oral para los pacientes adultos con esclerosis múltiple secundaria progresiva (EMSP) activa. Este medicamento ha resultado eficaz en el retraso de la progresión de la discapacidad. También ha retardado el deterioro de la velocidad de procesamiento cognitivo y la reducción del número de brotes.
Un nuevo fármaco para tratar la Esclerosis: siponimod
Según informa el laboratorio farmacéutico (Novartis), siponimod cuenta con la financiación del Sistema Nacional de Salud. Se dispensará sólo en farmacia hospitalaria con indicación restringida a pacientes adultos con EMSP activa definida por brotes o características de imagen típicas de actividad inflamatoria.
El ensayo clínico realizado comparó la eficacia y seguridad de Mayzent® en personas que padecen esclerosis múltiple secundaria progresiva con distintos niveles de discapacidad. Demostrando un perfil de seguridad consistente con los efectos conocidos de los tratamientos moduladores del receptor S1P. El análisis post hoc del estudio demostró que, en pacientes con esta patología concreta y con la enfermedad activa, Mazyent® redujo significativamente el riesgo relativo de progresión de la discapacidad.
Asimismo, los pacientes con EMSP activa tratados de forma temprana y continua con Mayzent® experimentaron un menor riesgo de progresión de la discapacidad que los pacientes que iniciaron su tratamiento con la terapia en régimen abierto tras la fase principal. Del mismo modo, el estudio revela que el tratamiento con Mayzent® aporta mejoras en la velocidad de procesamiento cognitivo en personas con EMSP activa.
Según señala el experto Xavier Montalbán, director del CEMCAT en el Hospital Universitario Vall d’Hebron (Barcelona), “la capacidad de retraso de la progresión de la discapacidad que ofrece esta nueva terapia permitirá a los pacientes mejorar significativamente su calidad de vida”.
Por otro lado, la jefa de la Sección de Neurología del Hospital Clínico San Carlos (Madrid), Celia Oreja, ha indicado que “siponimod es el único tratamiento que posee una acción dual. Por un lado, disminuye la inflamación y, por otro, ofrece el valor adicional de reducir la progresión de la patología. Contar con un fármaco con este mecanismo es muy importante para aquellos pacientes que siguen teniendo brotes y que, al mismo tiempo, están progresando. Otro beneficio de siponimod es que tiene muchos menos efectos secundarios que otros tratamientos de la misma clase”.
En definitiva, la llegada de este nuevo tratamiento va a suponer un avance significativo para frenar la discapacidad en los pacientes con esclerosis múltiple del tipo remitente-recurrente o secundaria progresiva activa, con menos efectos secundarios que otros fármacos semejantes.