Atención residencial y servicios domiciliarios: nuevos retos
Principios del 2020 y la pandemia por Covid aparece en nuestras vidas. Entre otras muchas cosas, esta enfermedad pone al descubierto para buena parte de la sociedad las vulnerabilidades del modelo de atención residencial para mayores (masificación, falta de medios, etc.) que se traducen en una atención escasamente individualizada. En España, al igual que en otros países de nuestro entorno se empieza a repensar el modelo de atención para mayores.
Junio de 2022. El Gobierno logra aprobar el nuevo modelo de residencias y de atención a la dependencia en el Consejo Territorial de Servicios Sociales. Un documento en el que se establecen los nuevos requisitos mínimos necesarios para la acreditación y control de calidad.
Algunos ejemplos entre los cambios aprobados, en lo que a los centros residenciales se refieren, son que los nuevos centros no podrán superar las 120 plazas y deberán tener al menos un 65% de habitaciones individuales y un cuidador por cada dos internos. Todo ello con el objetivo de que la residencia se parezca lo más posible a un "hogar" y que la vida de las residencias se organice en pequeñas unidades de convivencia, con un máximo de 15 personas. Asimismo se facilitará el trasladar muebles y objetos personales a la residencia y se suprime el uso de sujeciones físicas, químicas o farmacológicas salvo situaciones excepcionales.
Más allá de las residencias
Pero el documento no habla solo de residencias. También promueve la mejora de los centros de día, los servicios de ayuda a domicilio y la teleasistencia, para que los mayores puedan permanecer el mayor tiempo posible en sus domicilios. Algo por lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) apuesta desde hace años.
Apuesta que es ineludible priorizar para respetar el deseo mayoritario de las personas mayores de permanecer en su hogar el mayor tiempo posible.
Este reto se lo tomaron ya en serio en países nórdicos como Dinamarca o Suecia hace unas décadas. En estos países las políticas de atención a las personas mayores y con discapacidad están orientadas a hacer posible que puedan seguir viviendo en su casa o en otra parecida, en el mismo barrio. Incluso cuando los requerimientos de ayuda sean elevados. El objetivo de la desinstitucionalización fue tan importante que se invirtieron muchísimos recursos en crear una amplia gama de servicios, productos y tecnologías de apoyo, así como diferentes tipos de viviendas con servicios.
Servicios domiciliarios
En su experiencia, los servicios domiciliarios son una pieza clave para retrasar o evitar la institucionalización. Igual que, sí o sí, las residencias se deberían adaptar lo más posible a las necesidades de los residentes, también los servicios domiciliarios deberían ser lo suficientemente flexibles como para responder a las necesidades y preferencias de los que los reciben. Las preferencias mayoritariamente detectadas entre los receptores de estas ayudas son tan razonables como que la ayuda la preste un número limitado de profesionales. Otras demandas son que el horario en el que se va a prestar esté adaptado a las rutinas personales, o saber con antelación quién es la persona que va a ir cada día. Hablamos de poder influir sobre qué tareas domésticas son prioritarias realizar y cómo realizarlas. Y que mientras no se superen las horas de servicio adjudicadas, tengas el derecho a sustituir unas tareas por otras. Puede ser que un día tu necesidad no sea tanto que se hayan limpiado los cristales de casa, como que te saquen a dar un paseo, por ejemplo.
Servicios de proximidad
Pero es que incluso antes que los servicios domiciliarios, contar con lo que se llama “servicios de proximidad”, ha demostrado retrasar tanto la necesidad de la ayuda a domicilio como el ingreso en una residencia. Ejemplos de estos servicios implementados en estos últimos años en Suecia, son servicios de limpieza y retirada de nieve, suministro de compras y medicamentos, excursiones en grupo... Y también servicios gratuitos de tipo preventivo, orientados a prevenir caídas. Por ejemplo, ayuda para colgar cortinas, cambiar bombillas, fijar cables, y otros arreglos domiciliarios para evitar tropiezos.
Hay más recursos: actividades preventivas como las visitas domiciliarias por parte de los municipios a octogenarios y viudos mayores de 65 años, transporte subvencionado o comidas a domicilio. Otros servicios pueden ser el relevo del familiar, productos de apoyo (asideros en el baño, camas articuladas, aspiradoras robot…).
No sólo hay más, habrá más. Y será así en la medida en que los servicios disponibles se vean reforzados en los próximos años por el aluvión de innovaciones tecnológicas que están llegando: sensores en domicilio, rastreadores GPS, aplicaciones para proporcionar contacto entre las personas mayores y voluntarios locales...
Del mismo modo que otras opciones como el cohousing han llegado para quedarse y evaluar nuevas formas de autonomía, y sobre todo de seguir eligiendo cómo vivir. El modelo ya se está repensando. Toca no quedarse atrás a la hora de implementarlo.
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Desprendimiento de retina: síntomas y tratamiento
La retina es la membrana que reviste la pared interna del globo ocular en su zona posterior, por detrás del cristalino. Es la responsable de la captación del estímulo luminoso a través de las células fotorreceptoras que contiene y cuyas terminaciones se recogen en el nervio óptico para enviar su información al cerebro.
La retina está dividida en varias capas que se resumen en dos: la retina neurosensorial (que es la que tiene las células fotosensibles) y el epitelio pigmentario. En condiciones normales ambas capas se encuentran estrechamente unidas. El desprendimiento de retina consiste en la separación física de ambas capas, de manera que la retina neurosensorial pierde riego sanguíneo, lo que se traduce en una pérdida de visión.
Síntomas ante un desprendimiento de retina
El desprendimiento no afecta a toda la retina en sus fases iniciales, aunque lo normal es que vaya progresando. La retina afectada deja de percibir la imagen y por tanto el paciente percibe un “telón “negro en la zona afectada.
Con frecuencia existen avisos previos a la aparición del desprendimiento, tales como percepción de luces o destellos (fotopsias) y de manchas oscuras móviles de aparición brusca en el campo visual ( moscas volantes o miodesopsias ). La presencia de miodesopsias aumenta con la edad y no implican ningún tipo de lesión, pero debemos revisarnos si existen cambios en las que vemos o aparecen de forma brusca
Tipos de desprendimiento
Regmatógeno: conocemos bajo este nombre a los desprendimientos que se producen por aparición de agujeros o desgarros de la retina y permiten que aparezca líquido entre sus capas. Es el más común en las personas con miopía elevada, ya que la retina en ellos es más delgada.
Traccional: se produce por tracción del humor vítreo sore la retina y ocurre sobre todo en casos de retinopatía diabética.
Exudativo: se debe a la aparición de líquido entre las capas de la retina de forma espontánea. Es el mecanismo más frecuente en tumores y enfermedades inflamatorias crónicas del ojo, también ocurre en malformaciones arterio-venosas.
Causas del desprendimiento de retina
Existen múltiples causas para el desprendimiento de retina, aunque también puede aparecer de forma espontánea y sin factores de riesgo. Las más frecuentes son:
- Traumatismos oculares.
- Miopía: causa un adelgazamiento de la retina que predispone a la aparición de roturas.
- Diabetes: la retinopatía diabética aumenta el riesgo de tracción del vítreo sobre la retina.
- Cirugía ocular previa (sobre todo de cataratas): favorece el desplazamiento anterior del vítreo y su desprendimiento de la retina.
- Edad: con los años el humor vítreo se va licuando y tiende a despegarse de la retina. Al traccionar de ella puede romperla y causar su desprendimiento. El envejecimiento afecta a todos los órganos y también los ojos nos dan pistas sobre otras dolencias.
- Tumores oculares.
- Enfermedades inflamatorias oculares.
Se ha encontrado un aumento de la frecuencia de desprendimiento vítreo y de retina durante los meses de verano. No existe una causa clara, pero se ha especulado con varios mecanismos:
- Aumento de frecuencia de traumatismos por deportes al aire libre.
- Frotamiento ocular por picores / alergias.
- Mayor contracción pupilar por exceso de la contracción brusca de la pupila. Aumenta la tracción vítreo-retiniana y favorece el desprendimiento vítreo en personas predispuestas o mayores.
Tratamientos
El desprendimiento de retina se considera una urgencia médica y debe ser tratado lo más rápidamente posible. El tipo de tratamiento dependerá del estado, la causa y el tiempo transcurrido. Los tratamientos más comunes son:
Fotocoagulación con laser: se trata de provocar quemaduras con laser alrededor de la rotura retiniana para provocar la adhesión entre las capas mediante la cicatrización. Es posible realizar este tratamiento si aún no existe líquido bajo la retina o este es escaso y limitado. Se realiza en consulta.
Crioterapia: se intenta conseguir el mismo efecto aplicando frío en lugar de calor para provocar la quemadura. Debe realizarse en quirófano bajo anestesia.
Retinopexia neumática: se basa en la inyección de un gas expansible dentro del ojo para presionar sobre la zona de la rotura de forma mantenida y conseguir que se pegue a las capas internas. Requiere mantener al paciente “ boca abajo” hasta la absorción de la burbuja.
Cirugía: la cirugía es necesaria o bien cuando fallan los anteriores procedimientos o no es posible aplicarlos. En algunos casos puede aplicarse una banda o cerclaje de silicona alrededor del globo para disminuir la tracción vítreo-retiniana combinada con laser o aplicación de implantes de silicona sobre la esclera para realizar impronta sobre la rotura. Otro procedimiento quirúrgico es la vitrectomía, que consiste en extraer del ojo el humor vítreo para evitar su tracción sobre la retina y habitualmente requiere sellar la rotura con laser durante la cirugía. También es necesaria cuando se ha producido un sangrado en el vítreo que dificulta la exploración y tratamiento de la retina.
En todos los casos se necesitará reposo durante un tiempo variable. La recuperación visual dependerá de si la mácula se encontraba o no afectada en el momento del diagnóstico y tratamiento. En general se estima que existe mejoría en más del 80% de los casos.
Consejos del Equipo Clínico
No podemos evitar ser miopes o diabéticos, pero sí debemos hacer revisiones oculares por si aparecen problemas asociados a nuestra patología de base. Ante cualquier cambio brusco en nuestra visión es aconsejable acudir al oftalmólogo y en el caso de los miopes y diabéticos, se aconseja realizar revisión anual.
Y, por supuesto, estar siempre informado sobre los avances y nuevas prácticas que puedan surgir para posibles tratamientos. La ciencia y la tecnología no descansan y surgen siempre mejores prácticas y menos invasivas.
¿Brecha o abismo digital?
Mi sobrino de 15 años “wasapea” periódicamente con su abuela, que ya ha cumplido los 80. Él nació con una tablet en una mano y un smartphone en la otra. Ella tuvo que desprenderse de todos sus miedos, carencias y complejos para aprender. Obligada por las circunstancias de vivir en ciudades distintas, algo que nunca pensó que tuviera que aprender para poder comunicarse con su nieto, salvando así el abismo digital que les separa.
Es evidente que vivimos en una sociedad digitalizada. A excepción de las compras por internet, las cuales podrían ser incluso prescindibles, cosas como pedir cita en el médico, realizar gestiones con la administración o recibir y pagar los recibos de las empresas suministradoras son gestiones que en muchos casos ya no se pueden hacer de forma “analógica”. Esto nos obliga a todos a realizarlas a través de un ordenador o un teléfono con conexión a internet.
Para mi sobrino, cualquiera de estas acciones resulta algo normal. No en vano es un “nativo digital” como se denomina a los nacidos en esta era hiper tecnológica. Pero para mi madre, su generación y generaciones aledañas supone un grandísimo esfuerzo cuando no una tremenda desesperación y frustración por no tener los medios y/o conocimientos necesarios para poder hacer ese tipo de tareas y gestiones sin ayuda.
¿A qué denominamos “brecha digital”?
Hablar de “brecha digital” es sinónimo de desigualdad en el acceso, uso o impacto de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) entre grupos sociales determinados en base a criterios económicos, geográficos, de género, de edad o culturales.
Esta brecha se ha acrecentado a raíz de la pandemia en la que la única posibilidad de hacer determinadas gestiones ha sido (y sigue siendo) a través de internet. Una brecha que tienen que salvar muchas abuelas y abuelos, o madres y padres en su día a día y en tareas imprescindibles. Una brecha que en ocasiones se convierte en verdadero abismo debido a la imposibilidad de hacer determinadas gestiones de una forma que no sea exclusivamente de forma “digital”.
Innovación + tecnología = mejor servicio
Evidentemente los avances y modernizaciones de la tecnología nos hacen, en la mayor parte de las ocasiones, ahorramos tiempo y recursos. Además, ganamos en comodidad… siempre y cuando sepamos realizar las tareas y dispongamos de los medios necesarios a nuestra disposición para poder realizarlas.
Lo que ha ocurrido es que la evolución de la tecnología ha sucedido muy rápido. No nos hemos preocupado de poner los medios ni de enseñar a nuestros mayores y/o a los colectivos más vulnerables que por circunstancias sociales, económicas o geográficas no han podido acceder a formación en competencias digitales.
Tipos de brecha digital
Podemos decir que existen tres tipos de brecha digital:
- Brecha de acceso. Tiene que ver con las posibilidades que tienen las personas para acceder a los recursos digitales como puede ser una conexión a internet (todavía hay pueblos en España que carecen de cobertura). Dependerá básicamente de temas socioeconómicos.
- Brecha de uso. En este caso hablamos de la falta de competencias digitales de las personas que impide el manejo de la tecnología.
- Brecha generacional. La población más envejecida, que ha llegado algo más tarde al cambio y, por tanto, no ha recibido ningún tipo de formación en competencias digitales. Una brecha que se acrecienta todavía más si a este factor de la edad unimos las desigualdades económicas y geográficas. Pero no sólo los mayores, también los más jóvenes encuentran peligros que les dejan fuera de juego.
Consecuencias de la brecha digital
La discriminación tecnológica es una forma de pobreza y exclusión social que priva a algunos ciudadanos de recursos esenciales para el desarrollo normal de su vida. Lo que ocurre por ejemplo en lugares remotos de nuestra geografía donde no hay acceso a internet. Esa carencia provoca falta de comunicación y aislamiento en la población.
Genera también una barrera a los estudios y al conocimiento y acentúa las diferencias sociales, ya que el analfabetismo digital reduce las posibilidades de encontrar empleos de calidad lo que tiene un impacto negativo en la economía de los trabajadores.
Discriminación de género. La brecha digital afecta negativamente a las mujeres más que a los hombres, lo que viola los principios de igualdad de género. Y finalmente tenemos una discriminación por edad ya que las personas más mayores no han tenido la oportunidad de acceder a las competencias digitales y, sin embargo, se les exigen esos conocimientos para realizar tareas imprescindibles en el día a día.
¿Cómo podemos reducirla?
Es una tarea que no resulta nada fácil ya que hemos permitido que la brecha haya crecido mucho, pero para reducirla deberíamos:
- Crear infraestructuras en aquellas zonas donde la accesibilidad a los servicios de internet sea más difícil o imposible. De forma que toda la población tenga acceso a internet.
- Poner en marcha programas de formación dirigidos a colectivos especialmente vulnerables: personas mayores, trabajadores con bajo nivel de estudios, personas con discapacidad…
- Inversión en digitalización de las empresas y para conseguir soportes técnicos de calidad.
Debemos actuar con la mayor velocidad posible para que esta brecha no se convierta en un abismo insalvable ya que la tecnología no espera y la cantidad de procesos en los que resulta imprescindible el dominio de las competencias digitales crece día a día.