Imponer, poner, proponer

Imponer, poner, proponer: la hipertensión

Supongo que no hay médico ni estudiante de medicina que no sea consciente de la influencia de la hipertensión como factor de riesgo para el desarrollo de una patología cardiovascular.

Bien, pues de acuerdo con los datos de la Sociedad Europea de Hipertensión y la Sociedad Europea de Cardiología, para empezar, un alto porcentaje de pacientes hipertensos no saben que lo son; o si lo saben, no reciben tratamiento; y si lo reciben, rara vez alcanzan los objetivos de tensión arterial. Lo más inquietante es que se sabe que en estudios clínicos el tratamiento logra el control de las cifras en la mayoría de los casos. En otras palabras: la brecha entre el potencial del tratamiento y la práctica clínica es abismal. El problema existe, la solución existe, pero no se aplica. ¿Por qué?

En la última guía confeccionada por ESH y ESC para el manejo de la hipertensión se apuntan las tres causas principales de este problema: la inercia médica, la falta de adherencia al tratamiento del paciente, y por último, las deficiencias de los sistemas de salud en sus estrategias de manejo de enfermedades crónicas.

Durante años ha habido iniciativas de todo tipo para trabajar en estos tres ámbitos. Ahora, además, podemos contar con un elemento nuevo; algo que hace que la situación esté cambiando, y que es imparable: los avances tecnológicos, que ofrecen nuevas posibilidades con las que antes no contábamos.

Tal como mencionan Brutti y Roger, parece que los grandes progresos tecnológicos de la medicina del siglo XX devaluaron la importancia de la relación-médico paciente. Paradójicamente es la propia tecnología la que ahora nos puede ayudar a superar los esquemas paternalistas en los que el paciente no tenía ni voz ni voto y el médico se basaba únicamente en la información obtenida por sus sofisticados aparatos. ¿Por qué? Porque ahora, algunos de esos aparatos están en manos de los pacientes.

Cada vez hay más indicadores de que estamos entrando en la época de la medicina de precisión y las “cuatro P” (Predictiva, Preventiva, Personalizada, Participativa) que tantos años lleva anticipándose. Hace 20 años, casi nadie tenía un aparato para tomarse la tensión en casa. Ahora mucha gente lo tiene. Estos y otros dispositivos de monitorización domiciliaria juegan un papel fundamental para mejorar la calidad de vida de las personas; y cada vez será más frecuente verlos en los domicilios, hasta convertirse en un objeto tan común como un termómetro.

Aunque sólo sea con carácter complementario, la supervisión a distancia de constantes como la tensión, la frecuencia cardiaca, la saturación de oxígeno o la glucemia, trasladando los resultados a una plataforma online como ViveLibre, sin que el paciente tenga que desplazarse, no sólo hará más cómoda esa supervisión sino también mejorará las estrategias de manejo por parte de los sistemas de salud. Este hito facilitará la toma de conciencia de los problemas y el cambio de actitudes con mayor antelación.

¿Y ahora qué hacemos: imponemos un tratamiento, lo ponemos, o lo proponemos? Me viene a la cabeza una mujer con cifras tensionales reiteradamente mal controladas que atribuía a diferentes causas externas (un problema con la casa; la operación del marido…). Fue la monitorización continua que llevamos a cabo en uno de los primeros pilotos de ViveLibre Salud la que le permitió caer en la cuenta de que algo iba mal, y la que le llevó en un momento dado tanto a pedir consejo a su médico, como a cambiar hábitos para combatir la hipertensión.

Una de las grandes ventajas de este sistema es que es el propio usuario quien se toma las medidas en la comodidad de su domicilio. A partir de ahí es más fácil contar con su implicación y motivación, elementos clave para alcanzar objetivos de salud más fácilmente. Todo paciente tiene sus preferencias y su propia velocidad de toma de conciencia de los problemas. Los pactos entre pacientes más informados a los que se les reconocen sus valores, y médicos más informados y respetuosos con las diferencias de los pacientes, minarán las inercias mencionadas anteriormente, facilitando la adherencia de los pacientes a los tratamientos y previsiblemente estimulando sus iniciativas de autocuidado. O lo que es lo mismo, ayudando a recorrer el camino que lleva de imponer a proponer.


Profesionales atendiendo a personas con necesidades de apoyo

ViveLibre y las propiedades emergentes

ViveLibre representa mucho más que el nombre con que ATAM denominará a partir de ahora a su plataforma de servicios para la autonomía personal. ViveLibre expresa la simbiosis entre la tecnología digital más avanzada y la experiencia de más de 40 años atendiendo a personas con necesidades especiales.

Podemos afirmar que ViveLibre cuenta con la tecnología más avanzada que puede encontrase hoy en día en este tipo de servicios. Estamos ante un sofisticado sistema que nos permite personalizar el servicio como ningún otro y alcanzar una gran precisión a través de su amplio sistema de alertas y funcionalidades. Sin embargo, esa no es la importancia última de ViveLibre.

Cuando los usuarios de ViveLibre nos cuentan su experiencia nos trasladan un mensaje mucho más profundo que lo que inicialmente uno pudiera esperar de un sencillo servicio que opera sobre el Smartphone. Vivimos una verdadera profusión de aplicaciones móviles y nuevos modelos de negocio cada vez más ocurrentes. Pero, de alguna manera, el nuevo mundo digital se comporta en ocasiones como un escenario muy efímero. Todo cambia y se transforma constantemente.

Quienes tenemos a nuestro cargo a personas que requieren un cuidado especial necesitamos algo más que una mera solución tecnológica. Necesitamos modelos de instituciones en las que poder confiar: por su profesionalidad, sus valores y su consistencia. Para poder confiar en una Organización necesitamos creer que estará allí mañana, cuando la necesitemos. Cuidar de la salud, la seguridad y la autonomía personal de nuestros seres queridos requiere estabilidad en el tiempo y, en un mundo tan mudable como el actual, este es un valor escaso.

Vivimos en un mundo incrementalmente complejo. Las instituciones tradicionales del mundo sociosanitario fueron diseñadas mayoritariamente en un mundo estable, casi inmutable, mucho más sencillo, dominado por procesos lineales y simples. Necesitamos dotarnos de nuevos modelos institucionales; organizaciones propias del mundo digital, que habrán de ser diseñadas para afrontar una realidad compleja. Dar solución a necesidades complejas exige a su vez crear sistemas más complejos. Resulta paradójico, pero solamente los sistemas complejos pueden ofrecernos soluciones sencillas.

Recientemente tuve ocasión de asistir a una conferencia de D. Higinio Marín, gran profesor de filosofía. De él aprendí que la palabra “complejo” viene del latín “complexus” y significa “hecho de una sola pieza”, esto es, sin costuras. Así habrán de estar diseñados los sistemas operativos para la provisión de servicios de atención a personas con necesidades de apoyo: de una sola pieza. En términos de management, esto significa la integración de la cadena de valor.

ATAM ha venido trabajando durante más de diez años en un proceso de reingeniería por el que ha integrado todos los elementos y competencias organizacionales que le permiten ofrecer un servicio de una sola pieza: sin costuras. De este modo, ViveLibre controla desde el contacto directo con el usuario hasta el desarrollo de las soluciones tecnológicas, pasando por un equipo clínico experto en discapacidad y dependencia, una red profesional de apoyo psicosocial a familias y un contact center con más de 400 teleoperadores.

Cuando un sistema operativo se encuentra totalmente integrado bajo una dirección única ofrece un resultado mucho mayor que la mera suma de sus partes. Esta es la otra gran característica de los sistemas complejos: están dotados de propiedades emergentes. Esto significa que el conjunto del sistema cuenta con propiedades que son diferentes a las de las partes que lo componen. De la interacción dinámica entre las partes surgen propiedades nuevas. Solamente las propiedades emergentes de ViveLibre explican la experiencia de utilizar un servicio aparentemente tan sencillo.

Las propiedades emergentes son mucho más que una mera analogía con el mundo de la biología. Fredmund Malik, el célebre consultor austríaco, las considera un elemento fundamental para la competitividad de cualquier empresa. Malik las relaciona con lo que denomina Source of Value y tienen que ver con ese conjunto de principios y valores en los que la organización cree firmemente; esas creencias que sirven de base para una cultura compartida y dotan a la entidad de una fuerza especial para hacer aquello en lo que creen. En este caso, hablamos del compromiso que resulta tras 40 años atendiendo a personas con necesidades de apoyo y sus familias.


Persona con discapacidad jugando tranquila

Seguro sí, vigilado no

En ViveLibre somos muy sensibles a la percepción de nuestros apoyos por los usuarios. Durante los periodos de prueba tuvimos la ocasión de trabajar con personas que contaban con diferentes necesidades de apoyo, en edades comprendidas entre 12 y 18 años;  y encontramos que aun sabiendo que la funcionalidad de localización era importante para ellos, porque permite una actuación rápida en caso necesario, no se sentían cómodos.

Saber que tanto la Unidad de Apoyo como los familiares con aplicación de familiar podían conocer en cualquier momento su situación geográfica, les generaba cierta invasión de su intimidad. La percepción de que podría ser usado más allá de los casos estrictamente necesarios les provocaba cierta incomodidad.

Tuvimos la oportunidad de apreciar esta situación tanto desde la Unidad de Apoyo Permanente como en diferentes encuentros presenciales que realizamos con nuestros usuarios.

Como en ViveLibre desarrollamos y evolucionamos nuestra propia plataforma tecnológica, rápidamente incorporamos las sugerencias que nos hicieron las familias. Ahora, un aviso informa al usuario cuando se produce una petición de localización; de esta forma puede saber si el uso que se está haciendo es el adecuado. El usuario conoce quién le quiere localizar y en qué momento.

Esta solución no pone en juego la seguridad ni la eficacia de la funcionalidad, ya que el usuario no tiene que hacer nada para aceptar la petición; se trata tan solo de una información. Así, la persona está segura porque sabe que, si es necesario, podrán localizarla. Al mismo tiempo, acepta sin problema el uso de esta utilidad porque no se siente observada. El nivel de confort y la experiencia de vivir con ViveLibre se han incrementado sustancialmente.

Bajo este ejemplo subyace la filosofía de ViveLibre de considerar y respetar el derecho de todas las personas a definir cuáles y cómo deben ser los apoyos que se les presta.