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¿Cómo funcionan las prótesis osteointegradas?
Ya hemos destacado la importancia de los avances tecnológicos y su aplicación a la mejora de la movilidad, y consecuentemente de la autonomía y calidad de vida de las personas con distintos tipos de amputaciones. En este artículo queremos incidir en temas muy prácticos sobre el modo en que se realizan las intervenciones de prótesis osteointegradas así como en las causas y los pros y contras derivados de su uso.
¿Cómo es el proceso de colocación de las prótesis osteointegradas?
Mediante un procedimiento quirúrgico se inserta el implante de metal (titanio) en el hueso del brazo o la pierna. Una parte del implante osteointegrado sobresale a través de la piel, permitiendo su unión con el resto de la prótesis externa.
Entre ambos componentes (endo y exoesquelético) se coloca un conector o puente de seguridad el cual, ante cualquier fuerza de torsión que pudiera dañar el hueso (caída brusca del paciente, rotaciones fuertes), desconecta la prótesis para evitar lesiones. Una membrana de silicona especial protege la piel y hace de barrera antibacteriana para evitar infecciones.
¿Qué inconvenientes puede tener esta técnica?
Habitualmente la osteointegración es un tratamiento seguro y raramente se produce inflamación del hueso.
Una desventaja es que es necesario limpiar el área por donde el implante entra en la piel (llamada estoma) dos veces al día con agua y jabón. Con el tiempo se convierte en una rutina más como puede ser lavarse los dientes. Se puede realizar con la ayuda de la ducha o incluso de un irrigador dental.
En algunos casos, la piel alrededor del estoma puede irritarse. En el primer año tras la implantación, se puede experimentar un intenso dolor muscular. Este dolor desaparece en cuanto los músculos del muñón se van fortaleciendo.
¿Qué pasa después de colocar el implante?
Inicialmente, la mayoría de las personas que reciben un implante osteointegrado ya tienen el hueso debilitado debido a la osteoporosis por desuso.
Cuando se utiliza una prótesis de encaje o socket el hueso apenas soporta carga y los músculos del muñón se mantienen inactivos por lo que van perdiendo tono. Esto puede dar lugar a una hipotrofia (disminución del volumen) muscular e incluso a una pérdida de densidad mineral del hueso.
Con el implante osteointegrado se restaura la carga natural sobre el hueso y además los músculos del muñón se reactivan, recuperando su tono. En el “Radboud University Medical Centre” (Radboudumc) en Nijmegen, Holanda, han estudiado los procesos de remodelado del hueso y los resultados muestran que el hueso se hace más fuerte alrededor del implante de osteointegración.
Después de la cirugía hay que llevar a cabo un programa de rehabilitación específico, que comienza aproximadamente una o dos semanas tras la cirugía. El tratamiento suele durar entre 6 y 12 semanas cuando se hace de manera intensiva. Esta duración puede variar en función del centro donde se realice.
¿Quién puede ser candidato a una prótesis osteointegrada?
Las prótesis más extendidas desde hace décadas son las externas (no osteointegradas) de encaje o tipo “socket”. Se puede optar por la conversión en una prótesis osteointegrada de una prótesis de encaje si el usuario:
- Tiene una mala tolerancia a la prótesis de encaje tradicional: transpiración, problemas en la piel o dolor.
- Se ve limitado en la distancia que puede caminar por la prótesis de encaje.
- No puede sentarse cómodamente cuando lleva la prótesis de encaje.
- La prótesis de encaje se afloja a menudo durante la realización de sus actividades diarias.
- Tiene dolor en la espalda porque no es capaz de sentarse ni estar de pie con la espalda recta o cojea al caminar.
¿Qué actividades puedo hacer con este tipo de prótesis?
Con una prótesis osteointegrada se pueden llevar a cabo todas las actividades de la vida diaria, incluyendo tomar un baño, nadar, ir a una sauna, hacer ciclismo, navegar, etc.
No se recomienda practicar deportes de impacto o de contacto (incluyendo la lucha), ni el fútbol o el esquí, con la prótesis colocada. Sí se pueden practicar todos estos deportes cuando no se lleva la prótesis.
Avances cuantitativos y cualitativos de las prótesis osteointegradas
En un estudio clínico de 2011 (Radboudumc, Holanda) sobre 22 sujetos sometidos a implantes de osteointegración, se compararon aspectos como la capacidad para caminar y la calidad de vida de los pacientes portadores de una prótesis osteointegrada con la de los pacientes con prótesis de encaje. Se vio que con la osteointegración el uso de la prótesis se incrementaba de 56 a 101 horas por semana, la velocidad de la marcha aumentaba un 32% y que el caminar requería un 18% menos de energía. La asociación entre la prótesis y la calidad de vida aumentó de 39 a 62, en una escala de 0 a 100.
En conclusión, no cabe duda de que la llegada de los implantes osteointegrados supone un cambio importante en el abordaje de los pacientes amputados y su rehabilitación, permitiendo dar un salto cualitativo en su calidad de vida e integración funcional.
Hay que tener en cuenta que por ahora se trata de una técnica poco extendida y que precisa de un estudio previo minucioso, ya que no todas las personas amputadas son candidatas a este tipo de prótesis.
Son muchos los retos que quedan por delante para llegar a la implantación de estas prótesis de forma general y rutinaria, pero ya se están comenzando a dar pasos importantes en esta dirección, también en nuestro país. Sin duda, el binomio tecnología y ciencia, junto con el autocuidado y el ejercicio físico, es lo que mejores resultados y esperanza recogen para todos.
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Accesibilidad e inclusión: una sociedad para integrarnos a todos
Sin lugar a dudas, la accesibilidad es un elemento que debe tenerse en cuenta en cualquier planificación de movilidad urbana y en cualquier estrategia o diseño funcional dentro del entorno rural. Da igual el lugar en el que nos movamos o residamos. Todos deberíamos apostar por pensar y demandar los modelos que fomenten la integración y faciliten la inclusión de las personas, cualesquiera sean sus características y necesidades.
En este sentido, asociaciones y agrupaciones de todo tipo trabajan para mejorar la vida de las personas con discapacidad y en situación de dependencia. Llevan tiempo reclamando que las estrategias de movilidad urbana tengan en cuenta los conceptos de accesibilidad universal. Se trata de difundir, promover e impulsar buenas prácticas y experiencias de seguridad vial y movilidad sostenible en todos los lugares que pongan en marcha nuevos proyectos. Pero también de tener presente las limitaciones o características específicas de las personas con discapacidad para que puedan integrarse y disfrutar plenamente de los servicios de todo tipo.
Accesibilidad Cognitiva: algunos datos
Por eso, no sólo se trata de diseñar ciudades y edificios sostenibles. Poner en marcha una sociedad accesible para todos va más allá de la discapacidad física o intelectual. Debemos también tener en cuenta las limitaciones cognitivas que tienen muchas personas para poder acceder a lugares claves en todos los ámbitos (sociales, culturales, deportivos...)
No hablamos de cosas extraordinarias. Se trata de hacer efectivo el derecho universal que permite el acceso y disfrute de muchos otros, como son la educación, la salud o el empleo. Y para garantizarlos es imprescindible diseñar espacios con plena accesibilidad cognitiva.
Esto sólo puede realizarse reconociendo específicamente la accesibilidad cognitiva por Ley. Lo que permitiría que se difunda mayoritariamente; que se explique cómo cumplirla y, en definitiva, que pueda evaluarse su grado de desarrollo para exigir su cumplimiento. Porque, además, el mundo debe ser no sólo accesible y disfrutable por todos, sino también seguro. Dar confianza y seguridad son algunos de los elementos y herramientas en las que trabajamos desde hace ya mucho tiempo en ViveLibre para dotar de autonomía y seguridad a las personas.
La accesibilidad cognitiva es mucho más que un concepto. Si le ponemos algunas cifras, resultará mucho más fácil valorar su importancia. Porque este tipo de accesibilidad beneficia en nuestro país a casi 300.000 personas con discapacidad intelectual. Pero, además, ayuda a entender mejor a casi medio millón de personas con problemas de salud mental, o a las más de 8.600.000 personas mayores. A todas ellas pueden sumarse aquellas personas que tienen dificultades de aprendizaje, problemas con la lectura o incluso trastornos autistas. Si buscamos un número más impactante, nos lo da la OMS que asegura que 1 de cada 3 personas en el mundo podrían beneficiarse de esta política que garantice la accesibilidad cognitiva.
Un buen ejemplo: Museo del Prado, el museo accesible
Lo que mejor hace que esta demanda se convierta en una realidad son las buenas prácticas. Sobre todo, si vienen de empresas o instituciones tan importantes como esta. El internacional Museo del Prado ha vuelto a ser pionero al apostar por la accesibilidad y la inclusión al poner en marcha una nueva edición del programa “Prado Inclusivo”.
Este ambicioso programa busca acercar la cultura -y en concreto la pintura- a todos los colectivos. Así, personas con necesidades educativas especiales, diversidad funcional intelectual y psíquica, mayores, dependientes o personas con deterioro cognitivo son los principales beneficiados.
Tres proyectos inclusivos
De este modo, talleres como «Invencibles en El Prado» está dirigido a colectivos que a priori pueden encontrar más barreras para acceder a la cultura, como es el caso de las personas con daño cerebral adquirido o población en situación de vulnerabilidad social. El objetivo es fomentar el diálogo e invitar a reflexionar sobre terrenos como la resiliencia a través de la vida de los protagonistas de las obras pictóricas.
Otra de las experiencias accesibles cognitivamente para todos es la atractiva “Los sabores del Prado”. Esta actividad está recomendada para personas con Trastornos del Espectro Autista (TEA) y destinada también para personas migrantes o refugiadas. Aquí el foco está puesto en la comida. Además de ahondar en su valor técnico y estético este viaje a los “bodegones” del museo, permite a los participantes observar alimentos y utensilios de cocina. También adentrarnos en las tradiciones, costumbres y valores que configuran la gastronomía y los rituales sociales vinculados con la comida en distintos ámbitos temporales, geográficos y culturales.
Para luchar contra los estereotipos de género, el arte siempre ha jugado un papel importante. Este es el punto de partida de «Sui géneris. Arte, publicidad y estereotipos». Muestra diferentes obras de la colección del Prado en las que pueden detectarse muchos de estos estereotipos y de las costumbres y avances del momento. Explora a través de obras de la colección del museo el modo en el que el arte ha tratado estereotipos de género, como los de mujeres objeto, madres y esposas, o los de hombres fuertes, poderosos y cultivados. Está destinado a la difusión para centros ocupacionales, colegios de educación especial y centros de rehabilitación psicosocial.
En definitiva, realizar actividades y experiencias que permitan combinar educación, accesibilidad y tecnología se convierte en una herramienta fundamental para impulsar el acceso a la cultura a todos, sin importar las limitaciones que tenga. Eso es crear espacios inclusivos y participativos que nos integren a todos.
Cómo relacionarse “bien” con las personas con discapacidad auditiva
Escuchar es algo básico y esencial para poder establecer una buena comunicación. Read more
Robots: cómo ayudan a los niños con autismo
Los niños con trastorno del espectro autista, bien porque encuentran dificultades para reconocer los sentimientos o emociones de su entorno, o por sus patrones estereotipados de conducta, sufren en muchas ocasiones situaciones de aislamiento. El principal hándicap es la comunicación, que en ellos se convierte en todo un desafío.
Esta patología suele conllevar un déficit de habilidades sociales, por ejemplo, problemas para hacer amistades o sentir empatía o dificultades del lenguaje y de la comunicación. Les resulta muy complicado comprender y retener información proporcionada verbalmente y no captarán algunos matices del lenguaje como la ironía.
Las intervenciones tempranas, como las terapias del habla y del comportamiento, ayudan a mejorar el desarrollo de estos niños.
Tecnología para ayudar a las personas con autismo
Una vez más, la tecnología se pone de nuestro lado y gracias a la inteligencia artificial y el desarrollo que han experimentado los robots asistenciales se perfila con optimismo una nueva trayectoria.
La iniciativa se basa en que los robots domésticos junto con la inteligencia artificial configuran un tratamiento individualizado de acuerdo con las necesidades de cada niño. Se trata de robots con una actitud y aspecto amigable, con capacidad para demostrar ciertas emociones. Precisamente, ese es el objetivo principal: que los niños imiten dichas emociones y puedan aprender a manejarlas y responder ante ellas de forma adecuada.
Un estudio, publicado recientemente en Science Robotics, presenta un paso importante en el avance de la Inteligencia Artificial (IA) que impulsa a estos compañeros en el hogar.
Robots al rescate: algunas buenas experiencias
Con la ayuda del MIT Media Lab, los responsables de un proyecto de aprendizaje profundo han incluido en un robot un sistema de aprendizaje automático y personalizado que ayuda a los robots a valorar el interés del niño durante sus interacciones. Esta habilidad es esencial para lograr un resultado óptimo. De esta forma, dicha tecnología podrá reconocer correctamente el comportamiento del paciente, quien debe sentirse, sobre todo, cómodo y seguro durante la sesión.
Desentrañar los movimientos, gestos y palabras de niños con espectro autista siempre se vislumbra como una tarea complicada. Con la inteligencia artificial se puede avanzar mucho más rápido.
De acuerdo con Oggi Rudovic, miembro del Media Lab y autor del estudio: "la meta a largo plazo no es crear robots que reemplacen a los terapeutas humanos, sino mejorarlos con información clave que los terapeutas puedan usar para personalizar el contenido de la terapia y también interactuar más “
La investigadora de la Universidad del Sur de California (EE. UU.) Maja J. Matarić y su equipo, en una iniciativa similar, crearon un modelo de aprendizaje automático. Utiliza datos de audio y vídeo de las interacciones de los niños autistas con el robot, como el diálogo y el contacto visual, para predecir si están participando en una determinada actividad de entrenamiento. Si no lo hacen, el robot reacciona y vuelve a involucrarlos para mantener su atención en los ejercicios terapéuticos durante períodos de tiempo más largos.
Es importante destacar que el estudio se realizó con datos recopilados por robots que vivieron con niños en sus hogares durante un mes. Forma parte de una iniciativa de investigación de varios años que intenta analizar el impacto y mejorar las capacidades de estos compañeros en un entorno real. Mediante el juego se pretende que el robot ayude a estos niños a explorar la comunicación humana básica, las emociones. Y como colofón a aprender cómo interactuar socialmente.
¿Resultados?
"Los niños necesitan aprender en un entorno social. Pero los niños con trastorno del espectro autista no lo practican lo suficiente. Por eso es importante el robot", asegura Matarić. Con el tiempo, muchos de los niños aprendieron a relacionarse con el robot como si fuera su amigo, y mejoraron su empatía hacia otros compañeros. Muchos también introdujeron al robot en sus círculos sociales familiares y aumentaron sus interacciones.
Se espera que tales robots de asistencia social se conviertan en compañeros terapéuticos asequibles y personalizados. Los pequeños que convivieron con estos autómatas durante un mes no solo mejoraron sus habilidades sociales fundamentales, también reforzaron sus relaciones con familiares. Podría convertirse en una nueva y prometedora forma de comunicación.
Stephanie Shirley, fundadora de Priors Court, una escuela para niños con autismo severo pionera en este tipo de terapia, reconoció en una entrevista a la BBC que no todos respondían al robot, pero los que lo hacían, se relacionaban con él de manera sorprendente. “He visto como un alumno se despedía del robot con un beso; y hablamos de un niño que normalmente no quiere besar ni a su madre", dijo.
Sin embargo, la experiencia en el ambiente doméstico resultó más desafiante de lo que los investigadores sospechaban. Accidentalmente, los niños estropeaban al robot o movían la cámara, lo que invalidaba la captación de datos. Otro inconveniente fue que los hermanos de los niños autistas también querían jugar esos juegos, lo que aumentaba la complejidad del análisis. Pero ese entorno real también dio a los técnicos una comprensión más general sobre cómo diseñar los robots para que sean más efectivos.
A pesar de lo complejo y arduo que se presenta la trayectoria en esa línea, diferentes equipos ya trabajan para adaptar estas técnicas a otras enfermedades como el control del dolor o el desarrollo del Alzheimer.
Un paso más para seguir trabajando por una sociedad más inclusiva y más justa para todos.
Sobreprotección hacia las personas con discapacidad ¿apoyo o error?
Casi por instinto, la naturaleza de padres y madres lleva a proteger a los hijos en todo momento, pero especialmente en la infancia.Read more